Hablar de perdón y asumir un proceso de perdón:
 Dos cosas muy distintas

La sociedad en sus diferentes estamentos: Iglesias, asociaciones,  partidos, sindicatos deben pedir perdón, y asumir un proceso comprometido de perdón. Después de allí, el compromiso de atar y desatar se puede desarrollar de una manera más honesta, más abierta, más duradera.


Ese perdón, Debe ser un perdón basado en la verdad, reconociendo los errores, asesinatos, de un lado y otro. En el caso concreto de la sociedad salvadoreña, se puede decir que hubo un reconocimiento superficial de los errores, pero no se asumió un proceso de sanación verdadera del tejido social dañado durante el tiempo de la guerra declarada entre los años 1975-1991. Si hubo AMNISTIA, pero no verdadera reconciliación. HUBO PACTO DE PAZ, pero no un proceso que llevara a una paz con justicia. RESULTADO DE ESTO ES LA GUERRA QUE ESTAMOS VIVIENDO ACTUALMENTE. Vivimos unas relaciones basadas en la amenaza, la venganza, la desvalorización de la vida, el logro  de objetivos sin importar la vida de los otros.

Necesitamos, entonces, volver a las raices de este conflicto, comprometernos en cambiar la mente y el corazón para asumir un proceso realista, honesto y verdadero de perdón.